¿Por qué somos Obesos? : Dr. Omar Fonseca

¿Por qué somos Obesos?

¿Por qué somos Obesos? : Dr. Omar Fonseca

Ya que la obesidad es una enfermedad multifactorial, entre las respuestas podemos mencionar que el hombre en su camino a la civilización ha abandonado o reformado costumbres que junto a una base genética favorable han detonado en el origen de la obesidad.

La industria de los alimentos

¿Quién recuerda su manera de comer cuando era niño? Esos alimentos definitivamente tenían otro sabor, estaban fabricados de una manera diferente utilizando productos menos refinados y más apegados al concepto de lo natural, además la tierra donde se cultivaban estos alimentos era distinta, tenía la capacidad de poder aportar una mayor cantidad de nutrientes a nuestra dieta.

Hoy en día se necesitan 20 manzanas para poder aportar las vitaminas y minerales que hace 50 años aportaba una sola de ellas, en aquellos tiempos los alimentos modificados genéticamente no eran una realidad como lo son en nuestro tiempo.

Ya no existen las famosas temporadas de ciertos frutos, hoy día con la manipulación genética podemos tener mango todo el año o cualquier otro fruto o verdura eso sí con un aporte nutricio muy por debajo de lo que se requiere, ni que decir de los fertilizantes y químicos que se utilizan para cultivar esos productos. 

Todo esto impacta nuestra salud y participa en el desarrollo de la obesidad, además hoy día la industria alimentaria  se dedica a generar alimentos más baratos, que llenan, pero que no nutran, ya que por un bajo precio pueden saciar el apetito, pero están muy lejos de brindar una correcta nutrición. Esta industria sobre todo invierte millones de dólares en investigar y fabricar alimentos que sean agradables al paladar y que puedan venderse fácilmente a millones de personas en todo el mundo adicionando una gran cantidad de químicos que pueden ser perjudiciales para la salud en muchos casos.

Si nos damos cuenta en ningún momento menciona la palabra saludable, ya que parece que los alimentos entre más deliciosos sean menos saludables son y es entendible por la cantidad de químicos que deben de ser añadidos a ellos para poder hacerlos explotar en nuestro paladar y dar esa sensación de satisfacción y bienestar, además que en su elaboración  los azúcares son cada vez más refinados y las grasas cada vez más dañinas.

Tratamos de suplir nuestras carencias.

En nuestro país hay una marcada diferencia entre cómo vivían nuestros padres, como vivíamos nosotros de niños y como vivimos ahora, ya que las carencias que pudimos haber padecido de niños son exteriorizadas ahora que tenemos un mayor poder adquisitivo, ahora que sí podemos comer y beber como no pudimos antes de manera tal que comemos y bebemos, “Nos damos el gusto de comer lo que no pudimos antes”.

La dificultad para preparar alimentos.

También es común ver que ahora las encargadas del hogar cocinan menos y se consume más alimento fuera de casa quizá como producto de esta civilización en donde la mujer juega un papel  preponderante y participa más en la economía de la casa con su trabajo lo cual le dificulta poder estar a cargo de su familia y ni hablar de cocinar saludable. 

Los niños se acostumbran a consumir comida  fuera de casa y lo peor es que cambiamos la leche por sodas o bebidas azucaradas, es muy triste ver los biberones de los niños llenos de soda y no de leche, esto lleva a consecuencias nutricionales devastadoras.

Es común ver en la mesa de nuestros hogares litros y litros de soda, quedaron atrás las famosas jarras de agua natural recordando que como especie fuimos creados para hidratarnos solo con agua. 

El aspecto cultural

Además en nuestra cultura todo lo relacionamos con la comida, para celebrar, para pasar un rato agradable, para estar juntos con la familia, en fin para todo relacionamos a la comida. Otro factor, el maíz es preponderante en nuestra cultura y sigo sin entender por qué aparte de que comemos alimentos con muy alto valor calórico como los tamales o las tortillas todavía tenemos la osadía de freírlos o de combinar carbohidratos con más carbohidratos, en algunas partes de nuestro país se consume el tamal en torta y para rematar se combina con una bebida como el atole o comemos tortas de chilaquiles.

Lo que si no está bien es no seleccionar los alimentos que sean los adecuados, preferir más verduras al natural, aprender a seleccionar los alimentos más saludables, beber más agua en fin esto debe de ir encaminado a proteger nuestro cuerpo y definitivamente no está peleado el hecho de compartir la mesa y los alimentos con amigos y seres queridos con el buen comer. 

La obesidad como producto de la civilización.

Hoy día  también como producto de esa civilización que hemos alcanzado nuestros trabajos cada vez se relacionan menos con actividad física por lo que después de una larga jornada de trabajo sentados o realizando poco esfuerzo físico es común que para hacer más placentera nuestra estadía en el trabajo agarremos hábitos poco saludables como:

  • El beber una gran cantidad de líquidos azucarados
  • Comer dulces, chocolates, papitas o cualquier alimento nuestro o del vecino de oficina.
  • Nos acostumbramos a no desayunar en casa, a comer solo una vez al día y a pedir la comida en grupo por teléfono.
  • Nos comportamos como el típico picoteador que cuando le preguntamos acerca de sus hábitos alimenticios siempre dice “Dr. Yo no sé por qué soy obeso si yo casi ni como”.

Lo que él no toma en cuenta es la gran cantidad de alimentos con alto contenido de calorías que consume de manera ya rutinaria y sin darse cuenta en su trabajo y como todos lo hacen es una costumbre que no ve mal. A esto sumemos que el paciente llega tarde a casa con mucha hambre porque no comió durante el día, ya que la chatarra que comió mitigó parcialmente su hambre, pero al llegar la noche come como si no hubiera mañana y curiosamente es el propio paciente quien nos dice “Dr. Si por mí fuera me comía hasta a mi esposa” esta situación es muy común.

La necesidad de satisfacción.

También es común comer frente al televisor, ¿Qué pasa con esta conducta? La emoción de estar viendo un programa de nuestra predilección aunado al placer de comer potencia la sensación de satisfacción y bienestar esto ocasiona que el paciente se concentre en el placer que estas conductas le causan y trata de hacer que este periodo placentero sea lo más largo posible de esa manera se sirven cada vez más alimento y rellenan su plato las veces que sea necesario hasta quedar casi a reventar.

Esto también sucede porque los pacientes después de largas jornadas de trabajo intentan encontrar un poco de bienestar y placer que les haga olvidar su día y lo más accesible es esta combinación de comer y ver la televisión. Lo que no se da cuenta el paciente es que nosotros tenemos un reloj biológico en nuestro interior, este reloj lo que hace es que en la parte final del día más o menos después de las 4 de la tarde prepara a nuestro organismo para descansar y nuestro cuerpo disminuye progresivamente.

Nuestro metabolismo conforme se adentra la noche lo que trae como consecuencia que el proceso de quema de calorías se haga más lento y de tal forma que si el alimento ingerido no se utiliza para generar energía este se almacena en forma de grasa y es común escuchar la historia de nuestros pacientes que dicen “Dr. Yo solo como dos veces al día y mire cómo estoy”.

 En estos casos ocurren dos fenómenos a considerar:

  • El primero es que comer mucho en la noche no permite quemar ese exceso de calorías 
  • El segundo es que si una persona come solo dos veces al día su organismo se acostumbra y se prepara para el ayuno.

 Si combinamos los efectos tenemos que por un lado el paciente come mucho en la noche y no quema esas calorías y por otro lado su cuerpo tiende a almacenar más energía en preparación para el ayuno prolongado al que el paciente tiene acostumbrado a su organismo. Es por esa razón que lo que nosotros llamamos los comedores nocturnos son un grupo de pacientes que presentan grados muy elevados de obesidad.

En Resumen.

Resumiendo, nuestra obesidad está relacionada con tres factores importantes, una muy generosa forma de comer y beber, poca a nula actividad física y por último nuestra genética que como ya comentamos favorece la obesidad por la capacidad que tenemos de almacenamiento de grasa.

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